Enojo del Papa ante el derroche

Saludos, compañeros.

Parece que con el nombramiento del Papa Francisco, la Iglesia está en portada en numerosas ocasiones debido a los sorprendentes actos del Papa. Esta vez, su muestran unas declaraciones del cabeza de la Iglesia en las que se mostraba enfadado al oír que el buffet ofrecido a propósito de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, había costado unos 18.000 euros por asiento y había contado con 150 invitados. También se nombra a la organizadora del evento que desmiente la información y acusa de ello a enemigos de la Iglesia. El Pontífice ha insistido varias veces en que quiere una Iglesia para los pobres y eso ha pedido austeridad a todos los sacerdotes.





En estos tiempos de crisis que corre, parece increíble que una institución como la Iglesia que promueve la ayuda al prójimo, se gaste esa cantidad en ofrecer una comida a gente importante que puede permitírselo perfectamente. La Iglesia es una institución que desde siempre ha estado rodeada de dinero y poder y se ha preocupado mucho más por mantener estas dos constantes que por ayudar a quienes más lo necesitan.

Sin embargo, con este nuevo Papa, la cosa parece que puede cambiar. Ha hecho declaraciones sobre temas tabú como la homosexualidad, el sexo, el aborto y, como ahora, la crítica al derroche de dinero que hace la Iglesia, que  no iban en relación con los principios que la han regido hasta ahora. Parece ser que con este nuevo pontífice, la Iglesia va a poder tener la modernización que tantos esperaban aunque son muchos los que piensan que el mandato de este cura no durará mucho teniendo en cuenta que la mayoría piensa que así van a perder el poder y el respeto que hasta ahora poseen.

En mi opinión, creo que una apertura y modernización no los haría perder seguidores, sino aumentar aun más el número al ampliar su margen y albergar nuevas y diferentes formas de pensamiento dentro de la Iglesia. Además, si cumplieran realmente muchos de sus dogmas que benefician al más perjudicado y no usaran el dinero que les pagan sus fieles seguidores para ellos mismos, la gente creerían y pensaría que sería una institución legal y solidaria, justo al contrario de cómo la mayoría de jóvenes de nuestra generación piensan de la Iglesia.