domingo, 9 de febrero de 2014

La esclavitud de San Valentín

Faltan menos de cinco días para San Valentín, esa fiesta en la que muchos celebran su amor por todo lo alto regalando bombones, cartas, perfumes, cenas románticas, joyas y flores, en concreto rosas, las grandes protagonistas de este día. Y de estas últimas va la noticia que traigo hoy, para nosotros es fácil ir a la floristería y encontrar todo tipo de rosas, en especial en esta época rojas, pero... ¿de dónde proceden estas flores? Desde Kenia, primer exportador a Europa, llegan más del 35% de ellas, allí unas 500.000 personas viven de esta industria, incluyendo a los 90.000 trabajadores empleados en invernaderos. Lo que no nos cuentan al comprar las flores son las condiciones en las que los kenianos trabajan explotados para conseguir tan solo 1,25 euros por cada 9 horas de trabajo diarias, por ello para lograr subsistir deben además tener otro trabajo como la venta ambulante o la prostitución, este hecho hace que se encuentren en el umbral de la pobreza. 

En la región de Naivasha, a 1.890 metros de altitud, en el valle del Rift, se encuentran más del 70% de las plantaciones de flores del país, allí las temperaturas en las que los trabajadores deben realizar sus funciones sobrepasan los 27 grados, llegando a 51 dentro de los invernaderos. En la región no existe una clase media. Se pueden encontrar grandes hoteles de lujo y a pocos metros las pequeñas casas en las que deben convivir los trabajadores explotados compartiendo habitaciones con hasta ocho personas y teniendo pocos baños comunitarios que deben utilizar 2.300 familias. Los trabajadores no pueden casi ni hablar ya que se considera acto de rebeldía y muchos de ellos ademas trabajan sin trajes especializados que crean en ellos secuelas irreversibles. Las mujeres son las peores paradas del sector, ya que cuentan con menos derechos a la hora de vacaciones, enfermedad y maternidad, además es muy común que sufran acoso sexual de sus superiores. Muchas de ellas son solteras con hijos y deben combinar el trabajo con la maternidad dejando solos a sus hijos y bebes en las casas situadas frente a los invernaderos, además no pueden acceder a la sanidad de la empresa ya que su hospital está cerrado y para ir al del pueblo vecino han de pagar 10 euros, cosa imposible ya que llevan cuatro meses sin cobrar. Sin embargo, el dueño de esta gran multinacional de las flores Karuturi, un empresario indio, dice cumplir con los derechos de sus trabajadores y darles una vida que no conseguirían tener en otros sectores.

La situación vivida por estos trabajadores es similar a la que sufren muchos otros debido a la industria de la moda, pero creo que a diferencia esta está mucho más oculta y escondida del público, una vez conocedores de la existencia de este problema deberíamos intentar pararlo, en nuestras manos está el comprar o no flores procedentes de este lugar, donde los trabajadores se encuentran explotados, o dejar de comprarlas y dar a conocer esta situación a cuanta más gente mejor. 

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