Una carta publicada en la revista Conservation Biology por científicos españoles, alertan de que el uso del fármaco Diclofenaco, el cual es un antiinflamatorio y analgésico usado en tratamientos veterinarios en el ganado afecta mortalmente a los buitres que carroñeramente se han alimentado de estos animales.
Este mismo hecho (antes desconocido) produjo la "casi extinción" de varias especies de buitres en la India. En menos de diez años murieron varios millones de buitres dejando la población entre 5 y el 10 por ciento de lo que había sido antes .
En mi opinión España y el mundo entero debería buscar y usar otro fármaco que al fin y al cabo realice la misma función pero sin llegar a ser perjudicial ante los animales de nuestro ecosistema .
En conclusión , ya que este medicamento es tóxico y es perjudicial para las aves carroñeras de nuestro entorno, (las cuales representan el 90 por ciento de la población de Europa) nuestros científicos deben buscar un medicamento alternativo y nuestras autoridades una ley para que el antigüo medicamento quede prohibido.
Estoy totalmente de acuerdo con mi compañero, el número de ejemplares de buitres ha ido cayendo drásticamente durante el último decenio, primero por la ley que prohibía el abandono de cuerpos animales en el monte por la gripe porcina o las vacas locas y ahora con este nuevo descubrimiento se ha abierto otro debate.
ResponderEliminarEspaña cuenta con muchos lugares protegidos que dan cobijo y sirven de áreas de estacionamiento de muchas aves que utilizan nuestro rico país en zonas verdes para descansar antes de llegar al continente cálido africano.
Las aves necrófagas como pueden ser las dos especies de buitres que contamos con ellas en España (negro y leonado) así como el su primo más pequeño el alimoche o incluso el escaso y coqueto quebrantahuesos, sirven de gran utilidad en nuestros montes. Son los enterradores del campo, son capaces de acabar con los restos biológicos de grandes animales en escasas horas reduciendo así la propagación de enfermedades.
Si acabamos con las aves carroñeras estamos jugando a la ruleta rusa con nuevas enfermedades virulentas que pueden propagarse con gran rapidez y eficacia por nuestros campos, afectando así a toda la industria ganadera y a todo lo que mueve la caza mayor en nuestro país