martes, 22 de abril de 2014

Marbella, Benidorm o La Manga podrían desaparecer si se deshiela el Ártico


Muy buenas, compañeros. Hoy os informo de que la organización ecologista Greenpeace ha advertido, según esta noticia, de que localidades costeras tan turísticas como Marbella (Málaga), Benidorm (Alicante), la playa de La Concha (San Sebastián) o La Manga del Mar Menor (Murcia) podrían desaparecer en este siglo si no se logra evitar el deshielo del Ártico y frenar el cambio climático.

En este contexto, la responsable del programa de costas de la ONG, Pilar Marcos, ha explicado que un centímetro de subida del mar equivale a un metro de playa y que -según cálculos basados en las estimaciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU- se calcula que si no se toman medidas, en el Mediterráneo a final de siglo el nivel del mar habrá subido en torno a medio metro, lo que significa una regresión del litoral de 500 metros adentro.

Por ello, Marcos y el director ejecutivo de Greenpeace, Mario Rodríguez, han reclamado al Gobierno de Mariano Rajoy que se posicione respecto a la postura de España en el Ártico y que no vea en la explotación de este enclave una nueva oportunidad de negocio e inversión.

El cambio climático es un problema que sufre nuestro planeta desde hace ya una serie de años. Día a día, este problema se hace mayor, así como sus consecuencias. El futuro que nos presenta Greenpeace sobre las ciudades españolas referidas en la noticia es muy probable que ocurra, aunque todavía no seamos capaces de saber cuándo. ¿Qué podemos hacer al respecto? Es muy sencillo: combatir el cambio climático. Para ello, desde pequeños se nos ha intentado inculcar actividades como reciclar, reducir el gasto energético y de agua, emplear el transporte público... Pienso que realmente no nos damos cuenta de la grandísima importancia que representan estas actividades a la reducción de emisión de dióxido de carbono a la atmósfera y, en consecuencia, a atenuar el cambio climático. Pero es así, si todos y cada uno de nosotros cumpliéramos en nuestra medida actividades tan sencillas como es usar la bicicleta, o apagar las luces cuando no las estamos utilizando, realmente podríamos admirar cambios en el clima del planeta.  Y es muy necesario todo esto, pues ¿de qué vamos a depender, si destrozamos la Tierra? Ya no es solo la vida de las personas sino que también de numerosas especies animales, que no sobreviven a los cambios que se están produciendo.

El deshielo de los glaciares ya se está produciendo, y realmente gran parte del daño ya está hecho. Pero podemos contribuir a que ese daño se detenga. De este modo, la subida del nivel del mar se detendrá, y podremos evitar que numerosas islas y ciudades desaparezcan de nuestro mapa. Aunque a simple vista quizás no nos demos cuenta de cómo contribuye nuestra dedicación a cuidar del planeta, no cabe duda de que a la larga esto se vera gravemente reflejado y las futuras generaciones lo agradecerán. 

1 comentario:

  1. Hola, compañera. Me gustaría comentar esta noticia que has subido, ya que la actualidad del tema que trata es ineludible y, por desgracia, existen noticias del día a día que nos informan. Me gustaría contribuir diciendo que esos son los efectos que se pueden producir en este siglo, que, como has explicado, serían la desaparición de la costa de Marbella, Benidorm, la Playa de la Concha de San Sebastían y la Manga del Mar Menor; sin embargo, esto serían unos efectos a muy corto plazo si hablamos de tiempo geológico. La realidad futura del cambio climático es bien distinta: se prevé una subida del nivel del mar de sesenta metros. Esta subida, como se puede deducir, afectaría no sólo a ciudades de costa tan importantes como Barcelona, en España, o Nueva York, en Estados Unidos, si no también a ciudades del interior, como París, ciudad de 12 millones de habitantes que quedaría en su mayoría sepultada por el mar, o la propia Sevilla, que, teniendo una altura sobre el nivel del mar de 7 metros, quedaría sobre nuestras cabezas 53 metros de agua del Océano Atlántico, más o menos a la mitad de altura de la Giralda. El cambio climático no es un juego de niños, debemos tomarnos en serio y contribuir a cuidar el planeta como ha dicho nuestra compañera en su comentario.

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