Andalucía es la tercera comunidad con mayor absentismo escolar de España

Buenas compañeros, aquí os dejo una noticia que seguramente no habrá llegado a vuestros oídos. Se trata de un estudio realizado sobre el absentismo injustificado que se comete en las diferentes comunidades españolas. En Andalucía un 23% de alumnos reconocen haber faltado al menos una vez al colegio de forma injustificada, pero este porcentaje no es tan escandaloso como por ejemplo el de Cataluña, donde casi la mitad del alumnado, un 48%, ha cometido dicho incidente.

El fin de este estudio es relacionar el absentismo a clase con el nivel de aprendizaje. Así, se a comprobado que no todos los valores obtenidos tienen lógica puesto que, por ejemplo, Baleares, cuyo porcentaje de absentismo es solo del 3%, se encuentra al final del ranking en los resultados académicos. A pesar de ello, se ha demostrado que una regular asistencia conlleva posteriormente a una buena calificación.

Sin duda, me parecen sorprendente y preocupantes los valores obtenidos en dicho estudio. Creo que hay datos que no son verdaderamente correctos como, por ejemplo, esos porcentajes en los que se dice que los alumnos han faltado de forma injustificada ¡solo una vez a clase! Estoy segura de que todo aquel que ha faltado a clase de forma injustificada ha vuelto a hacerlo otras veces. ¿Y por qué lo vuelven a hacer una y otra vez si saben que no se puede? No parece difícil ver la  respuesta si nos planteamos lo siguiente: ¿Es que tiene consecuencia este acto como para que los alumnos se planteen no cometerlo? Seguramente todos los estudiantes llevemos escuchando desde temprana edad esas normas que los profesores entregaban en una hoja que desgraciadamente siempre acababa perdida sin haber sido leída. Así, también llevamos escuchando curso tras curso las consecuencias que puede tener no cumplir dichas normas.

Centrándonos en la norma comentada en la noticia, la falta de asistencia a clase de forma injustificada, se puede decir que la mayoría de los estudiantes sabemos que cosas pueden suceder si las cometemos. Ahora bien, esas cosas que suelen decirnos que nos van a pasar...¿nos pasan? Tal vez ahí este la cuestión del problema. En la mayoría de los casos, al igual que sabemos perfectamente que consecuencias podemos sufrir, sabemos de forma segura que no nos va a pasar nada y por eso lo hacemos. Lo máximo por lo que se pasa es por la charlita con el profesor al final de la clase donde te dice que las traigas justificadas el próximo día o sino tendrá que tomar medidas. Al siguiente día de clase no trae esas justificaciones (porque no las hay), el profesor no le dice nada, y ve que no a tomado ninguna de las medidas sobre las que le advirtió el día anterior. Así día tras día hasta que termina el trimestre y esas faltas no repercuten en ningún aspecto, como por ejemplo en la nota, que es lo que mas le suele importar al alumno. Si por un número de faltas determinado la nota de los alumnos bajara, estoy totalmente segura de que ese porcentaje iría disminuyendo cada vez más.

Otra cosa sobre la que me doy cuenta al leer la noticia y que me asombra, es la naturalidad con la que se habla de faltar a clase. ¿Por qué ven tan normal eso de faltar? Eso de no asistir a clase suele verse más habitualmente en alumnos más mayores, por tener ya la responsabilidad en si mismo y no en sus padres como ocurre en estudiantes más pequeños, los cuales no pueden quedarse en casa o salir del colegio sin que sus padres tengan constancia de ello o les den permiso. Pienso que aquí puede verse también uno de las causas de la naturalidad con la que se ve no asistir a clase. Desde pequeños los niños van corriendo a sus madres cuando se levantan diciéndoles que les duele la barriga o cualquier otra cosa con el fin de no ir a clase y estas sin ningún reparo los dejan en la cama toda la mañana para que se les pase ese supuesto dolor. Si desde pequeños cogen el hábito de faltar, con el paso de los años lo verán como algo normal y no tendrán reparo en hacerlo.

Con esto quiero decir que tal vez haga falta un poco de mano dura, tanto en los colegios como en las casas, donde los niños ven desde primera hora que no pasa nada por no ir a clase y luego, al llegar al colegio sin dar ninguna explicación a esa falta, también ven que no pasa nada. Se deberían tomar medidas, pero no medidas en un papel que luego no se cumplen, medidas que repercutan directamente en el alumno y que hagan que este la próxima vez, antes de faltar a clase, se lo piense dos veces.