Esta noticia fue
publicada hace unos días en el periódico El País. El
pasado mes de abril Cécile Kyenge, una oftalmóloga nacida en la
República Democrática del Congo, fue nombrada ministra de
Integración en Italia. Desde entonces ha venido sufriendo un
constante acoso por parte de los dirigentes y simpatizantes de la
Liga Norte, partido que promovió una ley, todavía en vigor, que
considera delito la inmigración irregular.
El
acoso que está sufriendo parece deberse no solo a que su principal
objetivo es que los hijos de los inmigrantes nacidos en Italia tengan
derecho a la nacionalidad, sino también por el simple hecho de ser
de color.
Esta
ministra lleva desde entonces soportando insultos; incluso una
consejera municipal de la Liga Norte, llegó a proponer que la
violaran para que sufriera en carne propia los crímenes cometidos
supuestamente por los inmigrantes. Debido a esta situación tiene que
desplazarse con medidas de seguridad muy superiores a las del resto
de sus compañeros.
En
mi opinión, resulta vergonzoso que en pleno siglo veintiuno siga
habiendo gente que trate de esta manera a personas de color o
simplemente a los inmigrantes por la simple razón de ser diferentes
a ellos. Pero más preocupante es que los dirigentes políticos de
ese país no hagan nada al respecto, ya que esto implica un peligroso
mensaje de tolerancia hacia estas actitudes.
Desgraciadamente,
episodios xenófobos de este tipo se producen con bastante frecuencia
en Italia, y avergüenzan a la gran mayoría de su población, pero
hay determinados partidos y asociaciones que, lejos de esconderse,
presumen de su intolerancia.
En
definitiva, me parece de gran admiración el trabajo que está
realizando esta ministra, ya que ella misma fue inmigrante sin
papeles en Italia, y ahora está consiguiendo, a pesar de todos estos
obstáculos, que los inmigrantes tengan unas condiciones de vida
mejores a las que ella tuvo.
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