Los tiempos que corren son malos. Hemos pasado del estado del bienestar, a una gran masa de población que para subsistir se ve obligada a mendigar o rebuscar en los desperdicios.
Los supermercados se deshacen de productos perecederos pasados de fecha. Esto que en principio es lógico, puede dar lugar a sucesos como el que nos ocupa.
El gran problema que se plantea es el llegar a una situación límite. Los humanos no somos animales, no tenemos por qué comer las sobras de los demás, por muy mal que esté la economía familiar.
El hombre es superior a las bestias, y el tema del que hablamos es indigno de la persona.
Es necesario buscar soluciones que no obliguen a personas necesitadas a sobrevivir con estas limitaciones.
En los tiempos que corren existen comedores regidos por religiosos y laicos, y a estas alturas del comentario de la noticia, yo me pregunto: ¿por qué esta familia no tenía acceso a uno de ellos?
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