Serpientes.

Hola compañeros. Esta vez me gustaría comentar una noticia de gran controversia en el mundo animal.

Un zoológico de Filipinas ofrece un nuevo servicio que atrae a los turistas más atrevidos y curiosos del mundo: un grupo de cuatro pitones de gran tamaño masajean su cuerpo durante quince minutos. La actividad consiste en tumbarse en el suelo y dejar que las serpientes hagan el resto, siempre acompañados del cuidador de los animales, que afirma que no existe ningún peligro siempre que las pitones no se sientan amenazadas. Hay que tener en cuenta que cada animal puede pesar 250 kilos y medir más de 5 metros de largo.

Pero, ¿es esta práctica ética y fiable? ¿Se acabará poniendo de moda y se trasladará a otros muchos zoológicos? Según los que lo han experimentado, este masaje posee algo novedoso y atrevido que produce tranquilidad y adrenalina al mismo tiempo. Esto puede ser una buena combinación para ciertas personas, cansadas de los masajes comunes que no les proporcionan esa sensación. Sin embargo, muchas personas sienten fobia por este tipo de animales y jamás permitirían que alguien cubriese su cuerpo de serpientes gigantes. Puede que sea una actividad sólo pensada para excéntricos que buscan romper la rutina, aunque según afirman los expertos, el movimiento de las serpientes al reptar sobre el cuerpo humano puede ser muy beneficioso para la circulación.

Otros productos relacionados con las serpientes ya se comercializan y han alcanzado gran popularidad, como las cremas antienvejecimiento, cuyo componente estrella es el veneno de éstos reptiles. En unos años descubriremos si esta práctica consigue popularidad y clientela, aunque se puede afirmar con seguridad que seguirá levantando polémica.

Bajo mi punto de vista, un mal movimiento o un descuido puede provocar lesiones al cliente. Todos los animales, por muy domesticados o habituados que estén al ser humano conservan su instinto, por lo que pueden reaccionar de forma peligrosa. Toda persona que permite que se le realice esto, está exponiendo su vida. Por lo tanto, no considero que esta actividad sea apropiada ni necesaria para la sociedad actual.