Miles de personas salieron el pasado 30 de Noviembre a las calles de Madrid para oponerse, una vez más, a los recortes y a la llamada ley Wert de reforma educativa. Organizada por la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, la marcha comenzó en la Plaza de España hasta detenerse ante la sede del Ministerio de Educación. La manifestación, como es obvio, pretende mostrar su rechazo a la política educativa del Gobierno, que ha llevado a cabo una serie de recortes en los presupuestos escolares de más de 6.400 millones de euros desde 2010, y a la reforma educativa, la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), más conocida como ley Wert, aprobada el jueves 28 del pasado mes en el Congreso, con el único apoyo parlamentario del PP. Esta no es más que una de las numerosas manifestaciones y huelgas a modo de rechazo que hemos percibido o incluso vivido a lo largo de estos últimos meses, en concreto desde que se planteó esta reforma. Parece ser que no solo nosotros, los ciudadanos no políticos, mostramos un claro y firme rechazo hacia esta ley, sino que los demás partidos políticos no se muestran de acuerdo con ella.
La marcha, a la que han acudido personas desde todas las comunidades autónomas, no es el final de las movilizaciones a pesar de que la ley ya está aprobada, según han destacado los organizadores de la protesta, entre otros, el responsable de la federación de asociaciones de padres CEAPA, Jesús María Sánchez. "Hoy no se acaba nada. Vamos a seguir acudiendo a los tribunales, a la UE y vamos a presentar un escrito al Defensor del Pueblo", de tal manera que la puesta en marcha de la ley se va a convertir en "un calvario judicial".
Estudiantes durante la manifestación |
- Productividad y rendimiento mas bajo. Elevar hasta un 20% el número de alumnos por aula en primaria y secundaria (la legislación vigente marca ahora un máximo de 25 alumnos en primaria y 30 en secundaria).
- Convierte la educación en una carrera de obstáculos: Entiende la educación no como aprendizaje sino como un estudio para pasar una prueba. Serían multitud de pruebas (6º primaria; 3º ESO, 4º ESO, Bachillerato) que son un simple obstáculo que no supone ninguna mejora educativa y sin embargo son decisivas para el futuro del alumno.
- Se incentivará a los centros, no en función de necesidades, sino de acuerdo con su puesto en el ranking. En lugar de ayudar más a los centros con alumnado con más dificultades (sociales y económicas) resultarían aún peor tratados mientras que los mejores posicionados recibirán más ayuda.
- Ya no se valorará preferentemente las candidaturas de profesores del centro. Se otorga más poder a la Administración (hasta el 70%), y podría imponer a “su director” pasando por encima de la opinión de familias y profesores. -
- Es antidemocrática. La absoluta falta de participación de la comunidad docente y de la comunidad educativa, del alumnado, de las familias y el no haber consultado en ningún momento a expertos y expertas ajenas al propio partido revela una naturaleza antidemocrática en la imposición de la Reforma Educativa.
Estas son solo algunas de las medidas que nos perjudicarán gravemente y por las cuales me muestro en contra de esta nueva ley. Ya hemos conseguido más de 1,8 millones de firmas contra la ley Wert y los recortes educativos. Debemos seguir luchando por nuestra educación, fruto de nuestra cultura.
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